Amor conveniente
Testamento de un drogadicto
A ti te dejo mis venas para que puedas llenar en ellas la sangre que un día fuera la razón de mí existir…
A ti te dejo mis besos de aquellos labios modestos que un día fueron exceso pero que aún quieren vivir…
A ti te dejo mis cantos que pretendieron enamorarte y que un día fueron tu baluarte, hoy solo suena un morir…
A ti te dejo el deseo de creer en mi mundo nuevo y que un día logres el modelo para que puedas sobrevivir…
A ti te dejo estos vicios de un total brutal drogadicto, de venas de besos y cantos, y el deseo de amarte a ti…
Conmigo...
Esquivamos los cielos claros, pero dejamos los nublados en la habitación. Y andamos gran parte de los días sin soles, por el temor a las tormentas. El miedo no es para el amor, ni mucho menos, para los amantes náufragos. Hay una idea instaurada de cómo se debe amar, en una sociedad que desquiere, pero pretende enseñar. Somos momentáneos e irrepetibles, tanto como esos rostros que súbitamente encontramos, o nos desencuentran. Y seguimos apostando a las esperas, antes de que el supuesto error, nos sume al desencanto. Olvidando que el riesgo, es parte del intento. No te quedes con ganas. Quédate conmigo.
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