Cuántas veces dijo María soñé compartir con vos este mar y este cielo. Después de un tiempo, agregó: -A veces me parece como si esta escena la hubiéramos vivido siempre juntos. Cuando vi aquella mujer solitaria de tu ventana, sentí que eras como yo y que también buscabas ciegamente a alguien, una especie de interlocutor mudo. Desde aquel día pensé constantemente en vos, te soñé muchas veces acá, en este mismo lugar donde he pasado tantas horas de mi vida. Un día hasta pensé en buscarte y confesártelo. Pero tuve miedo de equivocarme, como me había equivocado una vez, y esperé que de algún modo fueras vos el que me buscara. Pero yo te ayudaba intensamente, te llamaba cada noche y llegue a estar tan segura de encontrarte que cuando sucedió, al pie de aquel absurdo ascensor, quedé paralizada de miedo y no pude decir nada más que una torpeza. Y cuando huiste, dolorido por lo que creías una equivocación, yo corrí detrás como una loca. Después vinieron aquellos instantes de la Plaza San Martín, en que creías necesario explicarme cosas, mientras yo trataba de desorientarte, vacilando entre la ansiedad de perderte para siempre y el temor de hacerte mal. Trataba de desanimarte, sin embargo, de hacerte pensar que no entendía tus medias palabras, tu mensaje cifrado.Esta es mi última carta, ya todas las demás han sido echadas. Desde el mismo instante en el que decidiste salir de mis sueños y plantarte frente a mí diciendo Yo soy y estoy aquí para ti yo supe cuál sería el camino que tomaría mi historia
- Aquí estoy, y también estoy solo para ti