Dormido en mi cama de siempre, en la oscuridad, descubro de que estoy en mi habitación de cuando era pequeño, pero estaba al reves durmiendo, donde estaba la mesa esta mi cama y además es grande y enfrente imagino que está la mesita de noche, la ventana y a la derecha el armario, más abajo la puerta de entrada.
Notaba una respiración suave que iba aumentando a más fuerte, las pisadas era más mojadas, como si pisaras barro y se hundieran los zapatos en él. Su voz, es escuchaba con sigilo, hasta que quiso entrar en mis oidos y reventarlos con su voz. Deshacerse de mis ojos y del tacto de mis manos, para que vaya muriendo en el regazo de la muerte.
La muerte se hizo mujer y en ella estuve meciéndome poco a poco, notaba que mi respiración se entrecortaba, que perdía el hilo y no iba con el latido de mi corazón. Notaba también, de que perdía el norte, parecía todo tan real, que podía notar el tacto de mis sábanas en mi piel. Su voz, seguía cada vez más profunda, apenas podía hilachar palabras, no las escuchaba, solo podía oir el susurro de su voz. Al final conseguí despertar en mi cama, en mi habitación, pero ¿seguían soñando? me toco la mano, tengo tacto.
En ese momento mi cama empieza a temblar por la parte de mis pies, me asuste y me costó trabajo dormir, encendí la luz de mi movil, cogí un vaso de plástico que tenía en la mesita de noche y me fui a beber agua. Al volver, no me atrevía apagar la luz del móvil y me dije a mi mismo que cuando den las 4 de la mañana lo apago, para así enfrentarme a la oscuridad, faltan 1 minuto, faltan 30 segundos, 10 segundos, tres, dos, uno, apago la luz y con la tranquilidad de mi alma, me vuelvo a dormir pensando en que volvería otra vez al sueño, pero al final, no volví.

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